sábado, 21 de septiembre de 2019


La sombra del tiempo

(Parte una) Un nuevo pantano
     Aquella señora se negó a abandonar su aldea, a pesar de la inminente inundación del valle tras la construcción del nuevo pantano. Permaneció meses sola, sin teléfono, sin nadie. La situación se le hacía tan dura que para sentirse acompañada acudía al cementerio todas las tardes, pues conocía a cuantos allí moraban.

(Parte dos) La sombra del tiempo -refugiados sirios, por ejemplo-
     Alguien llamó a la puerta. Alguien abrió desde dentro con cautela. Cientos de ojos de mirada desesperada se clavaron en la señora inquilina. Le inundó un profundo temor. Cerró la puerta con sigilo y con dolor. En la soledad de su corazón pesaba el sentimiento de su propia historia, que había querido enterrar.

(Parte tres) Largo será el invierno -Sarajevo y Alepo, por ejemplo-
     En cada nuevo amanecer renacía en él un atisbo de esperanza, para desvanecerse entre las sombras poco después. El día anochece al alba, otra vez, inhóspito y cubierto de negros presagios. Llevaba años perseguido por el terror de las balas y las bombas, abrumado por el doloroso recuerdo de sus padres, de su hermana y sus amigos…, todos desaparecidos. Siete años habitando las ruinas de la infancia, prisionero en los escombros de la memoria. Lo que recordaba del pasado le parecía inventado, memoria quemada. Ese territorio devastado sin fondo ni final, abarcado aun más por la persistencia del tiempo repetido, se erguía contra toda esperanza.La noche pertenecía a otros. El día apenas amanecía.

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