Estrella fugaz
Él se acercaba al final del paseo que
recorría el acantilado, justo antes de llegar a las escaleras que descendían al
puerto. Ella apareció como brisa fresca tras rebasar un recodo del sendero. Él
venía con su perro como único compañero de su ánimo maltrecho, abierto a toda
expectativa. Ella seguía al suyo como única pareja, -que a él le venía a bien
interpretar. Los chuchos se olieron amigablemente, y se gustaron, y jugaban, se
lamían, se montaban… Él se miró en lo más profundo de sus ojos grises, buscando
el centro mismo de la empatía, con mirada tierna de primer encuentro y un deje
de auxilio entrecortado. Ella proyectaba todo su encanto de forma desinhibida,
sobre un cuerpo de regalo, -cosa que a él le venía a bien apreciar. Fue solo un
instante. Él paseaba su reciente divorcio, ella su primer enamoramiento.
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