miércoles, 1 de octubre de 2014


Fase REM

   Se acostó inquieto. Por la mañana, al abrir los ojos, quedó nuevamente sorprendido. Su piel todavía olía a salitre y sus zapatos conservaban rastros de arena. Tenía un vago recuerdo de lo que había hecho ayer, y solo de pensar en ello le venía la náusea envuelta en culpabilidad. Se adentró por aquel callejón oscuro de la memoria; debía esclarecer lo ocurrido y quedar libre de pesadillas. Pero cuando el día tocaba a su fin, seguía acosado por la sospecha.
   Se acostó inquieto. Un rayo de luz procedente de la ventana incidía en sus ojos. Cuando abrió los párpados quedó totalmente deslumbrado. Un fuerte estruendo precedido de un agudo fulgor, es lo último y lo único que recordaba del día anterior. Debía recomponer los hechos que le habían llevado hasta allí, y comprender lo que de verdad había ocurrido. Intentó hilvanar retazos inconexos de la historia sin lograrlo. Al cabo del día se sentía descorazonado.
   Se acostó inquieto. Un sobresalto le sacó de la cama cuando la luz de la mañana intentaba colarse en el cuarto. El revoltijo de sábanas evidenciaba una noche agitada. La camisa con los puños ensangrentados que aparecía en el suelo ni siquiera era suya. No había nada claro. Se había propuesto recorrer los escenarios del día anterior, sin embargo no acertaba a orientar un comienzo. Imprecisión tras imprecisión le conducían a ninguna parte. Otro día perdido.
   Se acostó inquieto. Todavía estaba algo oscuro cuando su pie derecho tanteó el suelo e impulsó su cuerpo para sentarse en el borde de la cama. Había sentido un ruido y permaneció atento. El silencio se extendía por la habitación como un pesado manto. Al girar su cabeza, descubrió un papel descuidado sobre la mesilla. Aquel mensaje no terminaba de dar luz a sus pesquisas. Quiso incorporarse, cuando observó algo camuflado en las sombras. Un rápido movimiento, un perfil metálico, y un fogonazo iluminó la habitación. Su cuerpo se desplomó sobre la cama.

   El beso en la mejilla envuelto en aliento cálido le despertó a un día que prometía todo su esplendor. Ella le contemplaba amorosa.

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